Hay días que me da igual todo.
Verás, yo suelo cuidarme mucho… bueno, a mi manera.
Creo que como bastante sano, cuatro o cinco raciones de frutas y verduras al día, legumbres tres o cuatro veces por semana, pan con aceite y tomate para desayunar…
Y el deporte claro, que no falte. Yo le doy a la bici o a correr al menos tres veces por semana. Lo de la bici o correr es porque depende de los dolores que tenga. A veces tengo dolores que me impiden correr y entonces cojo la bici o viceberza (lo has hecho a propósito, o deberia decir viceversa?).
Mi asignatura pendiente es el pescado, que no me acostumbro a meterlo en mi dieta, oye. Un año de estos lo conseguiré, seguro.
Pero ayer terminé el día muy cansado, y no solo cansado también hundido, esa sensación como de agotamiento, que has estado todo el día currando o preocupándote de los problemas de otros. De aquí para allá todo el día, de un tema a otro, sin parar.
Y al llegar, a casa me metí entre pecho y espalda un plato de patatas fritas con dos huevos y un chorizo acompañado de una cervecita.
Toma ya.
A veces hay que darse un homenaje y ese fue el mío. Cosas más raras se han visto.
No me remuerde la conciencia, hoy ya he vuelto a mi rutina “sana” y si todo va bien el cuerpo ni se dará cuenta.
Pero mi conclusión es que hay que tratar de evitar esos días, poner medios para que no vuelva a pasar lo mismo. No me gusta tener días así.
Yo ya estoy poniendo mis medidas: mejor organización personal, poner algún proceso en marcha, tener mejores proveedores que me solucionen cosas en vez de crearme más problemas… Cositas que ayudan a que mi calendario esté un poquito más aireado.
Con las traducciones pasa un poquito lo mismo, puede ser un quebradero de cabeza más o una ayuda para que tus días estén un poquito menos llenos.
Y esto último se consigue en este link.
Tú verás.